Peca al ser invertebrada la sospecha
Y que así no pueda quebrarse a pedacitos
Una vez que la arrincone
La masa que protege los miedos
Peca aquel murciélago posándose al alba
Y mientras intenta dar vuelta a sus días
Le saca una lágrima a la niña de grana
Que le ve y se espanta
Peca la visión acorralada
Que no puede mostrarte la bala en la espalda
Y aquel canto popular
Que desde niño quemaba cerebros
Peca la sonrisa al ser sincera
Porque extremo placer ha de ser pecado
Peca la sombra de la mesa
Por ser oscura y no creer en nada
Es evidente señores
No quedan santos ni santas
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