Yo se que no esperabas mi dolor
Mis fantasías evacuadas
El desvío del silencio a la cortina
De esa ventana que siempre se cierra
La incomprensión que exhalan mis miradas
Cuando el ego que nace en vos
Va a morir en mí
Y no puedo más que pensarme un inocente
Una víctima encerrada
Por la libertad de los consuelos
Que de tan libres van, y no vuelven
No llegan al oído de mi pecho
Yo se que no esperaba tus desgracias
La profundidad con que clavas la mentira
En cada punto fijo de esperanza
Para verte otra vez adormecido
En la infamia que pagó tu única sonrisa
La soberbia con que admites la poesía
Como el último brindis del encanto
Lo cobarde que te vuelves
En los brazos de los días
Para alejarte vacío sin terminar su trago
El soliloquio
Que es nosotros
Nunca dependerá de una rabieta de injusticia
Los pobres que no esperan
Algo tienen ganado
Aunque no me llame la avaricia de tenerte
Aunque nunca colmes tu ilusión de condenado
El máximo infinito que hierve júbilo
Se volverá adúltero para encontrarnos
En noches que no le baste la alegría
Y si bien mi sangre que no es roja
Que es más bien color melancolía
Podría aparentar llenar tus venas
Que más bien son huecas cañerías
Sabemos ambos que no es cierto
El misterio que tienta al resto, ya ha saciado nuestras heces
Ni mirándonos de frente
Podremos conmovernos
Cuando el amor se aburra de la muerte
Y ya ni le conforme revolcarse con la vida
Se acordará de gente como vos y como yo
Que solos viven, que solos mueren
Que solo saben… que no lo necesitan.
Cuando el amor se asquee
Hasta de si mismo
Te juro,
Se acabará su lástima
Y nacerá su envidia.
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