martes, 27 de mayo de 2008

misterio en el no tiempo

En el no tiempo está sentado un niño, que por falta de experiencias sabe más que todos. Con la intención pura y la franqueza del que intuye sin placebos, fue sentado en una silla con bolsas marrones para que se distraiga. El juego no requería mucho, ir llenando los sacos con formatos compatibles.
Al principio le resultó fácil, los feos con los feos, los cuerdos con los cuerdos, los sabios con los sabios… cuando acabó con todo se juzgó feliz y satisfecho, hasta que sintió la primera guerra. Que sorpresa fue escuchar el grito de los prudentes revolcándose, incluso los mansos parecían aporrearse dentro de su bolsa, los cultos comenzaron con formal parloteo y acabaron a rasguños y palabras malditas.
Aturdido por la falta de eficiencia, pensó haberse equivocado, que tal vez tomó por loco a un melancólico, por idiota a un imprudente, por imprudente a un honesto, por honesto al cruel, por el cruel a un loco… por otro loco a un soberbio, por un soberbio al inseguro, por inseguro a un genio, por el genio a un farsante, por farsante al crédulo, por crédulo al feliz, por feliz a un tonto.
Buscó el error en sus actos, y ya nada era tan claro. Confundido, y temiendo castigo por su fracasada tarea, rápidamente desató todos los morrales, y probó infinitas combinaciones, siempre con el mismo resultado. Cada nuevo catálogo resultaba una travesía de polémicas; como todo perro es hermoso, cualquier hombre es bueno, pensaba, y hasta el asesino tenía un fiel que le gritaba te quiero, el mayor de los correctos guardaba un enemigo, y dos solos juntos se daban de la mano
Incluso en el no tiempo podía percibirse que fue largo el rato en ese rompecabezas. Ya gastadas estaban las manos del niño de tanto atar y desatar los sacos, el juego ya no era entretenido, y el andar de sus acciones había agotado cualquier huella de razón, para seguir una movilidad mecánica, pero sin patrones.
Probando, probando diversas combinaciones a ese punto azarosas.
Entonces sucedió, con la fuerza de lo inesperado, ganó el silencio. Lo había conseguido, millares de bolsas en armonía, como pactos internos que desplegaban un conjunto de aire sin densidad. Intentó recordar la fórmula, distinguir los componentes de cada morral, descubrir la exacta medida de aquellos surtidos congruentes. No pudo.
Decidió entonces aceptar la suerte de los hombres.
A fin de cuentas, rodeándolo, solo había sacos marrones. Y desde allí, eran todos iguales.

retraso

El sabía que no era tarde para retardarse
Así que dobló sus pies
Y caminó diez cuadras en la dirección contraria
Para después volver
Con trece minutos a destiempo

No quería que ellos
Lo adoptaran inmediatamente.
Quería una mirada de reproche
Por haberles hecho enfriar el café
Era una manera de recordar sus diferencias.

Después de unos minutos todo estaría olvidado
El odio no habría hecho efecto
Y otra vez
Lo perdonarían sin decir nada
Para cobijarlo en su misericordia infantil

Sabía que no eran
De los mejores amigos
Que guardaban en la manga
Un interés de fastidiarlo.

No podía no verlos
Pero no era tarde para retardarse
Después de todo, los vicios
Son conocidos fieles
Que sin importar cuanto, esperan

Así que tomó trece minutos a destiempo
Para andar unas cuadras como alguien sano y normal.
Y ayudó a una señora a entrar a un taxi
Que lo miró sin sospechar nada.

domingo, 25 de mayo de 2008

mas allá del lado oscuro del corazón

Yo se que no esperabas mi dolor
Mis fantasías evacuadas
El desvío del silencio a la cortina
De esa ventana que siempre se cierra

La incomprensión que exhalan mis miradas
Cuando el ego que nace en vos
Va a morir en mí
Y no puedo más que pensarme un inocente
Una víctima encerrada
Por la libertad de los consuelos
Que de tan libres van, y no vuelven
No llegan al oído de mi pecho

Yo se que no esperaba tus desgracias
La profundidad con que clavas la mentira
En cada punto fijo de esperanza
Para verte otra vez adormecido
En la infamia que pagó tu única sonrisa

La soberbia con que admites la poesía
Como el último brindis del encanto
Lo cobarde que te vuelves
En los brazos de los días
Para alejarte vacío sin terminar su trago

El soliloquio
Que es nosotros
Nunca dependerá de una rabieta de injusticia
Los pobres que no esperan
Algo tienen ganado

Aunque no me llame la avaricia de tenerte
Aunque nunca colmes tu ilusión de condenado
El máximo infinito que hierve júbilo
Se volverá adúltero para encontrarnos
En noches que no le baste la alegría

Y si bien mi sangre que no es roja
Que es más bien color melancolía
Podría aparentar llenar tus venas
Que más bien son huecas cañerías
Sabemos ambos que no es cierto
El misterio que tienta al resto, ya ha saciado nuestras heces
Ni mirándonos de frente
Podremos conmovernos

Cuando el amor se aburra de la muerte
Y ya ni le conforme revolcarse con la vida
Se acordará de gente como vos y como yo

Que solos viven, que solos mueren
Que solo saben… que no lo necesitan.

Cuando el amor se asquee
Hasta de si mismo
Te juro,
Se acabará su lástima
Y nacerá su envidia.

jueves, 8 de mayo de 2008

para la hincha pelotas...

Vos tenes tantas manos
Y yo no lo puedo aceptar
Porque no sé que ser…

Yo tenía tantas madres,
Y tantos padres
Viene tanta gente, y no se que tengo

Nada, no queda nada
Ajá, ajá…
Ellos pueden tener.
Que feo es todo.


Entre balbuceos esto es lo que salió… Palabras de mi abuela y su maldito alzheimer. Bueno, que todos lo sepan, ayúdenme a colgarle un cartel de poeta, mientras ella mire, y no entienda nada.

Mi cuero para tu ajuar

Ya no piel
Carne asada.
Revoloteando sin consecuencias sobre las sobras
Mi pequeña mosca
Vuela
¿Quién necesita cuervos?
¿Quién llamaría al lobo?
Nunca el sol fue tan nadie
Como al presente
Perdido entre tus besos
Tus ojos esmeralda.
Me seco y ya, no piel
La arena se afilia a todos mis lugares
La arena hunde mis huellas
Y me entiende
Sin clemencia
Ni sombra queda para oler
Muerta en este mediodía bajo mi
Soldada entera a la traversa de este cuerpo.
Ya no mundo
Solo vos, pequeña mosca
No hay mas resto.
¿Qué era el sol, qué la arena, qué los cuervos?
Te miro
Me observás sin parpadeo
En mi último acierto
No evito pensar, pensarte
No evito los millares de ommatidios en silencio...
Vestite lindo mosca, seguí tapando soles
Sé que fuiste mi Zahir.

Río
(Es una burla la fábula, la mejor burla.)
Y fin.


ARENA, ARENA, ARENA, ARENA…
SÓLO ARENA

y una mosca con toga y sombrero.