miércoles, 9 de enero de 2008

Los perdidos

- ¡que sorpresa!, ¿otra vez por aquí?
- Si nunca me fui, siempre estuve aquí. Por eso volví
- ¿qué dice?
- ¿No es claro como el agua?
- Ahora que lo pienso, pude haberme distraído. ¿y hace cuánto que está?
- Unos quince años, ¿usted?
- Aproximadamente la misma fecha
- ¿y las rosas?
- ¿qué rosas? Jamás hubieron rosas!
- Pero aquel florero constantemente lleno… las cosas cambiaron desde que me quedé
- Tal vez si se hubiera ido siempre podría no-volver a las rosas
- Lo supuse desde el momento en que no llegué
- Es extraño. ¿quiere que le consiga unas rosas?
- No se moleste, jamás vi rosas, ni tampoco me interesan.
- ¿no estará usted confundido de lugar?
- Evidentemente. ¿y usted qué espera, hacia dónde va?
- Salga, lo sigo. Aquí me aburría, hay demasiada gente
- Yo no he visto a nadie
- Quizás se perdieron con sus rosas
- ¿y la puerta?
- No diga tonterías. Este lugar no tiene puertas
- Naturalmente. Por eso regresé sin irme
- ¡que sorpresa!, ¿otra vez por aquí?

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